El amor verdadero es sentarse juntos en el sillón sin tener que decirse nada. Es estar tan cómodos con el otro que no exista la necesidad de llenar el espacio con palabras desesperadas y pensamientos vacíos.
Simplemente estar ahí es suficiente. Sentir su presencia y compartir momentos que parecen insignificantes con el otro es suficiente.
El amor verdadero significa decir ‘te amo’ todos los días y que sea real.
Tiene que ver con intentar cocinar algo nuevo juntos. Es reírse de todos los intentos fallidos y decidir en conjunto qué partes de la receta van a seguir y que partes van a ignorar. Tiene que ver con disfrutar una copa de vino juntos mientras tu revuelves la comida y el va cortando cosas.
El amor verdadero es una tranquila mañana de domingo en pijama. No te asusta usar esa camiseta sucia y a él no le importa estar sólo en calzoncillos.
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