lunes, 27 de octubre de 2014

MIEDO

El miedo es útil, es supervivencia, nos ayuda a saber qué cosas son demasiado arriesgadas para nuestra integridad física. El problema es el miedo innecesario, y por tanto el sufrimiento innecesario, es el que creamos dentro de nuestras cabecitas, el del razonamiento. Y es que pensar, en este caso, es letal. Ahí está el peligro.
Es el miedo que limita nuestra libertad personal, el pavor a que nos juzguen los nuestros por lo que queremos hacer, el temor a ser apartados del grupo, el miedo a fracasar, a perder, a hacer el ridículo, entre otras cosas, y es fruto de lo que nos contamos, lo que prevemos, lo que visualizamos antes de que ocurra. Un cocktail perfecto para la ansiedad, para no vivir tranquilos en el presente, ocupados como estamos visualizando las futuras consecuencias nefastas de nuestras decisiones.
¿Qué es lo peor que me puede pasar? Esta es una buena pregunta-amuleto. Si la interiorizas funciona en piloto automático. La respuesta a esta pregunta casi nunca es catastrófica. Y aunque a veces lo es, no es nada comparado con lo mejor que me puede pasar. Sin riesgo no hay belleza, y lo peor que nos puede pasar es no intentarlo… por miedo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario