martes, 30 de octubre de 2012

POEMA



Esperas que desaparezca la angustia
Mientras llueve sobre la extraña carretera

En donde te encuentras



Lluvia: sólo espero

Que desaparezca la angustia

Estoy poniendo todo de mi parte


Por Roberto Bolaño
La universidad desconocida. Anagrama, 2007

jueves, 25 de octubre de 2012

LA PRINCESA Y EL SAPITO

Una vieja princesa conduce un camión


La verdad es que no vivieron felices por siempre. Apenas unos meses mas tarde discutieron y el príncipe azul prefirió volver a ser sapo antes que seguir con ella. Una noche escapó del Palacio y nunca más se supo de él. La princesa se quedó sola, la monarquía entró en decadencia y pronto perdió todo su dinero y su poder. Los años pasaron y la princesa, que ya no era princesa sino una pobre mujer, se hizo vieja y demacrada. Hay quienes dicen que ahora maneja un camión de transporte. Aseguran que sólo recupera su dulce sonrisa de princesa cuando las ruedas de su camión aplastan sapos en la ruta.

Sandro Centurión

miércoles, 24 de octubre de 2012

YO Y YO MISMA


(visto en planeta particular)

martes, 2 de octubre de 2012

EMBRIAGARSE

EMBRIÁGUENSE




Hay que estar ebrio siempre. Todo reside en eso: ésta es la única cuestión. Para no sentir el horrible peso del Tiempo que nos rompe las espaldas y nos hace inclinar hacia la tierra, hay que embriagarse sin descanso.

Pero, ¿de qué? De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca. Pero embriáguense.

Y si a veces, sobre las gradas de un palacio, sobre la verde hierba de una zanja, en la soledad huraña de su cuarto, la ebriedad ya atenuada o desaparecida ustedes se despiertan pregunten al viento, a la ola, a la estrella, al pájaro, al reloj, a todo lo que huye, a todo lo que gime, a todo lo que rueda, a todo lo que canta, a todo lo que habla, pregúntenle qué hora es; y el viento, la ola, la estrella, el pájaro, el reloj, contestarán:

“¡Es hora de embriagarse!"

Para no ser los esclavos martirizados del Tiempo,

 


¡Embriáguense, embriáguense sin cesar!

De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca.



Charles Baudelaire